“Lucifer está en guerra. De pie solo contra el Cielo, el Diablo se ve obligado a jugar su mayor truco. Mientras tanto: se toma una decisión importante con respecto a una papa al horno, y la sangre de un ángel mancha las arenas de la Tierra.”
Ya habíamos comentado que la serie Lucifer, a cargo del escritor Dan Watters (Limbo), Sebastian Fiumara (Abe Sapien, Nigth of the living dead) en los lápices y Dave McCaig (Star Wars, The Matrix Comics, American Vampire) en los colores, es un gran comic que surgió con el relanzamiento del universo Sandman el año pasado y que brilla con luz propia al respetar la esencia del personaje que conocimos desde su aparición en las páginas del Sandman de Neil Gaiman y que creció con la serie regular a cargo de Mike Carey, la cual ganó los aplausos de la crítica y los lectores.
Ahora, Watters nos muestra en el primer arco a un Lucifer disminuido en sus poderes, que fue aprisionado en el cráneo de la bruja Sycorax, madre de Caliban, hijo de Lucifer, todo ideado por Stingy Jack, incapaz de entrar al cielo o al infierno debido a un trato con Lucifer.
En el segundo acto vimos la venganza de Sycorax contra Lucifer, ya que este la mantenía en un estado entre la vida y la muerte.
Ahora, Sycorax ha muerto y revivido, pero esta nueva vida le durará solo tres días, en este lapso de tiempo Lucifer le debe conseguir un lugar en alguno de los diferentes reinos de ultratumba que han existido a lo largo de la historia, así lo vemos deambular y “negociar” con los diferentes seres que dirigen los reinos de los muertos en diferentes culturas, casi todas olvidadas ahora, siempre saliendo avante de las pruebas a las que se ve sometido por los habitantes de estas regiones.
Las cosas se complican cuando su hijo, Caliban, en un arranque de rabia asesina y come a Diri, el querubín acompañante de Raguel, el ángel que es la mano derecha de Dios y quien ha estado manipulando a Caliban para investigar las acciones de Lucifer, pensando en que Lucifer está maquinando algo contra el cielo.
Mientras tanto, Lucifer ha mantenido a Sycorax en una isla escondida que no puede ser vista por los ángeles, permanece oculta a sus sentidos y en el número anterior, debido al asesinato de Duri a manos de Caliban, y al ataque de Makizee a Caliban, finalmente Raguel es capaz de seguirles a la isla, al confrontarlos y en un ataque sorpresivo, Sycorax le corta la cabeza con el cuchillo de Lucifer hecho con la luz de la luna, así llegamos al número 13, con la muerte de Raguel, Lucifer debe hacer frente a la guerra por venir, con las huestes celestiales justo frente a él, dispuestas a asesinarle junto con sus aliados, incluso Ramiel, a quien Lucifer dejó al mando del infierno, se une a la hueste celestial y amenaza con la destrucción a la estrella del alba recordándole su disminución actual de poderes.
Sin embargo, Lucifer está lejos de estar desvalido, sus recientes travesías a través de los distintos inframundos le han permitido establecer alianzas capaces de confrontar a los mismísimos ángeles, pero además es capaz de poner sus condiciones para evitar el conflicto por venir.
Vemos a un Lucifer en toda su magnitud, sagaz, impulsivo, inteligente e imperturbable, conocemos, también, su lado sensible, su faceta paternal y su lado manipulador, el final es sumamente emotivo, además que deja muchas reflexiones respecto a que sigue cuando los seres de naturaleza angelical “mueren”, la despedida con Makizee es dolorosa, pero necesaria, por todo lo sucedido.
Esta serie es, sin duda, lo mejor que encontrarás en estos momentos, un comic alejado de los spandex y las tramas súper heroicas, un verdadero oasis de calidad, este arco en particular me encantó, de verdad se los recomiendo ampliamente.
¿Ustedes ya siguen la serie?
Calificación 9.4/10
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