Quentin Tarantino hizo de su novena película un compilado de todo lo que le gusta y que lo ha inspirado, siendo nosotros simples comparsas de éste auto-homenaje. Y no es queja.

Esta cinta se ubica en el Hollywood de finales de los 60, cuando el movimiento Hippie está en pleno apogeo, se vive el post de movimientos como los derechos civiles de los afroamericanos, los chicanos y el feminismo de la segunda ola. Es aquí donde Rick Dalton (Leonardo Di Caprio), estrella de un show western de los 50 ve con horror el comienzo del declive de su carrera, pero siempre acompañado de su ex doble de acción, empleado y gran amigo Cliff Booth (Brad Pitt).

Mientras tanto, al otro lado del hogar de Dalton en la mítica calle Cielo Drive, Sharon Tate (Margot Robbie) regresa de una gira por Europa recien casada con el director del momento, Roman Polanski. Todo esto 6 meses antes del trágico suceso donde ella y 3  invitados son asesinados por miembros del culto “La Familia” de Charles Manson (Lo siento, los hechos históricos no cuentan como spoilers).

Es en estos tiempos donde Tarantino hace un compilado de todo aquello que le gusta y que lo ha inspirado para hacer sus 9 películas, es decir, es un autohomenaje que abarca Westerns, Spaghetti Westerns, películas de Kung Fu, cine Europeo, Música de los 50’s y 60’s, jingles y comerciales antiguos, art decó, la post-guerra y un sinfín de elementos que crearon el ya legendario “Cine Tarantino”.

Pero no todo queda en la simple auto complacencia, hay varios mensajes o elementos que el director nos quiere mostrar como:

• • La relación de Rick y Cliff recuerda mucho a aquella que tienen Keith Richards y Mick Jagger de los Rolling Stones, donde mientras uno pretende ser alguien, el otro lo vive. También destaca el valor que el personaje de Pitt le da a la amistad, más allá de cualquier otra cosa, ya que no sólo es su empleador, Rick es su amigo.
  • Es de lo más orgánico como la película se torna un western de repente y después vuelve a la normalidad.
    

• Aquellos que promueven la paz, la tolerancia, el amor libre y demás son de lo más hipócritas, ya que a la primera que no estés de acuerdo te atacarán con los peores insultos (¡qué ad hoc a nuestra época actual!) o te dejarán a tu suerte cuando realmente necesitas de ellos.
• La dura realidad a la que debe enfrentarse el actor que lo tuvo todo y que ahora debe buscar una forma de volver a estar vigente a cualquier costo o enfrentar la degradación de su carrera hasta el olvido. La poca memoria del público en otras palabras. Cosa que han vivido en carne propia los de la “Tarantino’s Gang”.
• Podríamos hacer el chiste de “mmmm patas”, pero el director usa mucho este elemento, pero no en plán de presumir sus fetiches, sino reflejando el estado de los personajes en los mismos.

El trabajo actoral es de la calidad que ya nos tienen acostumbrados sus protagonistas, Di Caprio como alguién preocupado por su carrera, pero a la vez frívolo y egoista, Pitt como el amigo leal con pasado dudoso que no teme ensuciarse las manos y Margot Robbie como una actriz que está en el polo opuesto al de Rick Dalton: carrera incipiente, una vida plena, con juventud y una vida sin preocupaciones, es decir, viviendo el sueño del cual Dalton está despertando.

Otras actuaciones que destacan son:

• Margaret Qualley como Pussycat, miembro de “La Familia”
• Al Pacino como Marvin Schwarz, el agente de Rick Dalton
• Bruce Dern como George Spahn, dueño del viejo rancho de filmaciones Spahn (éste papel era para Burt Reynolds pero murió antes
• Luke Perry en su última actuación
• Mike Moh como un arrogante Bruce Lee
• Además de apariciones de James Marsden, Dakota Fanning y Kurt Russell.

Tarantino no queda a deber en su trabajo de dirección, es tan meticuloso como siempre, cada toma te hace observar si hay alguna referencia, un easter egg, un cameo. El trabajo de cámara te envuelve y la estética de la fotografía, con ese aire vintage de “imagen sucia” y exageradamente brillante es algo digno de verse en una pantalla. El soundtrack no desmerece y va desde éxitos de todas las épocas hasta comerciales de radio y TV clásicos.

Todo está hecho de acuerdo al contexto histórico, no hay corrección política, se fuma todo el tiempo etc. Además de esos elementos, tiene el estilo de Tarantino de “cocción lenta” la película se desarrolla a un ritmo normal, dinámico pero que de repente con ese momento estridente que te recuerda quién dirige y después vuelve a la normalidad, solo que aquí estos momentos tardan más de lo que puedes pensar, pero con el tiempo exacto antes de que “se eche a perder el guiso”.

La película dura 3 horas y si, hay escenas post créditos, quédense al final y se llevarán un último golpe de nostalgia de esta película que definitívamente no puedes perderte.

¿Y tú ya la quieres ver? Te leemos.

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