#Reseñasdeclasicos
La Casta de los Metabarones está considerado todo un clásico del noveno arte y aparece en casi cualquier listado de los mejores trabajos de la historia, siendo sinceros, incluso fue así como supe de su existencia, revisando los listados de expertos de “los mejores comics de la historia” aparecía frecuentemente esta saga, junto con su antecesora “El Incal”.
El Incal es una obra sumamente metafísica escrita por el multifacético artista chileno Alejandro Jodorowski y dibujada por la leyenda francesa Moebius, esta obra se lleva a cabo en un futuro semi distópico y comienza con el encuentro de John Difool (detective de poca monta quien tengo entendido ya había aparecido en las páginas de la revista Metal Hurlant) con un “artefacto” llamado el Incal, lo que da pie a una serie de aventuras que nos permite conocer las diferentes facciones religiosas y políticas de este universo.
Como lo comenté en un principio es una obra con tintes metafísicos, religiosos, de iluminación personal, de la búsqueda del amor, pero aderezado con mucha acción y excelentes trazos.
La obra data, en su edición original, de la década de los 80s, considerando esto, me parece una obra transgresora e influyente, no soy fan de Jodorowski, si de Moebius y la obra me gustó mucho, la acción es fluida y a pesar de manejar muchos conceptos metafísicos y filosóficos tiene una lectura accesible y dinámica, los trazos muy buenos, sencillos, pero expresivos.
Es en esta obra que aparece un personaje secundario, el último de los metabarones y de esta aparición se desprende la saga que explica la historia de la familia de los máximos guerreros de la galaxia, para este trabajo Jodorowski se apoya en los hermosos trazos del dibujante de origen argentino Juan Giménez (Estrella negra, Cuestión de tiempo, Basura) quien en cada página nos entrega una obra de arte fácilmente enmarcable, tal es la calidad presentada.
La Casta de los Metabarones es una serie de cómics compuesta por ocho álbumes editados entre 1998 y 2003 por Les Humanoïdes Associés. Existe también una historia corta de nueve páginas dibujada por Travis Charest que vio la luz en la revista Métal Hurlant y un noveno álbum con bocetos, páginas adicionales y declaraciones de los autores.
“Esta serie nos muestra un mundo donde la fantasía y la ciencia ficción se mezclan para construir el escenario perfecto para un épico relato de parricidio, destino, incesto y sangre, en la más pura tradición de las tragedias griegas. La casta de los Metabarones cuenta la leyenda de Othon, Ghnar, Cabeza de Hierro, Aghora y el Metabarón Sin Nombre, cinco generaciones de guerreros condenados a ser deformados o heridos por el padre que los ha de entrenar (y les ha de emplazar la parte dañada con un implante cibernético), del mismo modo que están condenados a matar a su padre como la prueba ritual necesaria para convertirse en el nuevo Metabarón, rey y mercenario. Este linaje de guerreros invencibles vive en un planeta que encierra un gran secreto: la epifita, una sustancia capaz de despojar de gravedad a cualquier objeto, por grande que sea. Un accidente desencadena los acontecimientos, y el secreto habrá de ser vendido al imperio. Brutales ritos de iniciación, actitudes moralmente más que discutibles y multitud de subtramas desfilarán ante nuestros ojos mientras disfrutamos de las fantásticas recreaciones de Juan Giménez, que se superponen a los delirios metafísicos de su guionista para deleitarnos con su buen hacer”.
Yo tuve la oportunidad de leerlo en la edición de 576 páginas de Penguin Random House, edición de 2015, de pasta dura y con un buen papel e impresión que resalta los hermosos trazos de Giménez, además incluye bocetos y entrevistas con los autores.
A lo largo de la obra, una ópera espacial en todo el sentido, vemos el establecimiento de esta casta guerrera, a través de la narración que le hace el robot sirviente Tonto a su compañero Lothar, de la estirpe de los Metabarones, en un futuro lejano donde los humanos y otras especies se han esparcido por todo el universo comenzando con los Castaka, que se rigen por el código Bushitaka, un protocolo físico y mental que conduce su comportamiento por el sendero de la batalla, convirtiéndoles en guerreros implacables y despiadados pero capaces también de actos nobles y apasionados. Viven en el planeta Mármola y poseen el secreto de la epifita, sustancia antigravitatoria, en un accidente este secreto es descubierto y son atacados por el Imperio para conseguir esta sustancia, los Castaka son diezmados en la batalla, a pesar de ganar y su líder Othon debe negociar y establece las bases para su linaje guerrero, su relación con el imperio y confirmándose como el Metabarón, el mayor guerrero del universo.
A partir de este momento vemos cómo pasa el manto de Metabarón de una generación a otra, donde el hijo debe matar al padre con arma blanca para poder hacerse del título, las obligaciones y prerrogativas del puesto, a través de brutales ritos de iniciación a los que son sometidos, mutilaciones incluidas, implantes y mejoras cibernéticas, desapego emocional y una constante vida de entrenamiento y sacrificio.
La obra original está compuesta por los siguientes libros:
1.-Othon, el tatarabuelo.
2.Honorata, la tatarabuela.
3.Aghnar, el bisabuelo.
4.Oda, la bisabuela.
5.Cabeza de Hierro, el abuelo.
6.Doña Vicenta Gabriela de Rokha, la abuela.
7.Aghora, el padre-madre.
8.Sin Nombre, el último Metabarón.
Jodorowski aprovecha para dejar en cada página y a la menor provocación sus “perlas de sabiduría” que a muchos encanta y a otros tantos aleja, pero la trama en si es buenísima, se apoya en la Ciencia Ficción para mostrarnos un universo plagado de envidias, política, falsos liderazgos, tecnificación incesante y especies imposibles, no por nada se le ha elogiado tanto, tomemos en cuenta que siendo un comic europeo se encuentra en desventaja con el comic mainstream gringo para ser reconocido a nivel mundial, sin embargo, su calidad le ha ayudado a ser ha sido traducida completa al inglés, al español, al alemán y al polaco. El éxito de The Metabarons en el mercado estadounidense propició la aparición de un juego de rol, The Metabarons Roleplaying Game.
Tiene una esencia de tragedia griega clásica muy marcada, el lector de inmediato lo identificara por el conflicto del héroe con su padre /antecesor y las pruebas que debe ir venciendo, pero, además, nos presenta al clásico plebeyo que gracias a su habilidad consigue el amor de la princesa como lo veremos frecuentemente en la trama.
Uno de los puntos flacos, a mi gusto, es la personalidad demasiado “humanizada” de ambos robots, pero a muchos lectores les parecerán divertidos, además de los patrones cíclicos de la trama, con sus notables altibajos entre cada libro, pero definitivamente no se pueden perder esta grandísima obra que a mi juicio supera, con creces, al Incal, su antecesor.
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