En el Barrio – Reseña *SIN SPOILERS*

Lin-Manuel Miranda ya no tiene nada que probar a nadie siendo el creador de Hamilton, la obra más nominada y ganadora en los Tony, los Óscares del teatro. Pero antes de ese mega éxito, creó In the Heights (En el Barrio) un musical semi autobiográfico. ¿La película baila con pies de fuego o como tu tio borracho en boda? Vamos a verlo.

La película narra varias historias de gente que habita uWashington Heights, un barrio predominantemente habitado por migrantes latinos, siendo la de Usnavi (si, como en US Navy ¿entienden?) la central y al rededor de la cual giran casi todas las demás.

Usnavi tiene un simple “sueñito”: volver a República Dominicana, donde afirma haber pasado los mejores años de su vida. Junto con su primo Sonny atiende una tiendita en la esquina, y guarda cada centavo para esa meta.

Junto a el tenemos a:

  • Vanessa, su interés amoroso quien tiene como meta salir del barrio para vivir en el centro y volverse una gran diseñadora
  • Benny, su mejor amigo. El trabaja en la oficina de limosinas de…
  • Kevin Rosario, dueño de las limosinas. Trabaja como burro para pagar la universidad de su hija…
  • Nina Rosario, la chica más inteligente y primera en ir a la universidad, ha vuelto a los Heights por el fin de semestre.
  • Abuela Claudia, la figura materna de todos. Nunca tuvo hijos pero prácticamente crió a todo el barrio.
  • Las chicas del salon de belleza, la fuente confiable de bochinche (chisme en centro y sudamérica)
  • Ya habiamos mencionado a Sonny, primo de Usnavi quien aun está buscando su camino, es un adolescente.

El primer problema de este musical es que en realidad le habla a una muy reducida población incluso dentro de una minoría: migrantes dominicanos y puertorriqueños de Nueva York ( y tal vez cubanos), esta segmentación hacen que los que no pertenecen a dichos grupos puedan ser indiferentes a éste. Y ustedes dirán “Pero Coco es de mexicanos y todos la aman”, si, pero Coco habla de temas como la muerte y que hay después de ella, conceptos explorados por todas las civilizaciones en el mundo desde el inicio de los tiempo. Y aunque aquí se habla de sueños e ilusiones, se habla DEMASIADO por toda la película, podríamos hacer un juego de beber cada vez que se menciona la palabra “sueño” o similiar y moriríamos de congestión.

Las historias son simples, no hay un magno evento donde converjan todas y sea el gran cierre de la película (como por ejemplo la graduación en Vaselina, la fiesta Jelical de Cats o el juicio en Los Productores), hay un par de elementos que pudieron usarse así pero fueron sub utilizados como simple forma de atar cabos o pasar a tramas más irrelevantes. Volviendo a la simpleza mencionada, es tal que incluso pudo haberse narrado sin los números musicales y se pudo haber convertido en una película de drama.

Se tocan temas de denuncia como racismo, la gentrificación y el tema de migración con los dreamers. La película iba  a salir desde el año pasado, y fue filmada cuando el señor naranja aun era presidente, no habia pandemia y no se sabía si se iba a reelegir o no, por lo cual este último tema ya se antoja fuera de tiempo. Sin embargo se comprende por todas las circunstancias mencionadas.

En cuanto a su nivel de producción, no tengo queja, la música es buena, las coreografías vertiginosas, las tomas de cámara son las adecuadas para el género y la letra no incumple. Los ritmos obviamente son salsas, mambos, merengues, algo de hip hop y un poco de balada.  Basta con ver la apertura, misma que sirve para darte lo general de este universo y sirve para introducir a los personajes (y para mi el mejor de los números):

 Sin embargo está sobrecargada de números. Hay momentos donde termina una canción, no dicen más de 20 palabras y empieza la siguiente. Estoaunado a que Miranda peca de ego al meter musicales que solo sirven para hacerse auto homenaje, alarga la cinta por más de 2 horas, casi 2 y media, para cuando va a terminar ya no te importa que suceda. Solo quieres ver los créditos finales.

Todo esto lo puedo pasar pero hay algo de lo que debemos hablar. Verán, en medios estadounidenses siempre se ve a los latinos de 3 formas: narcos, cholos o algo que me gusta llamar “El Latino Telemundo”. ¿Que es esto? pensar que todos los latinos siempre andamos cantando, bailando, gritando y en general siendo ruidosos como si nos la vivieramos en un programa matutino de Miami o como clones de Don Francisco. De esta manera, se refuerza esta idea, que no es tan negativa como las otras 2 pero es igual de estigmatizante. Algunas reseñas indican que se sale de estereotipos de cintas latinas. POR FAVOR.

En cuanto a actuaciones, son cumplidoras, para lo simple de las tramas las cuales no requieren un gran diapasón actoral. Anthony Ramos, actor fetiche de Miranda (el fue el Hamilton original) está ahi, protagonizando y el resto del elenco lo apoya bien, entre ellos la mexicana Melissa Barrera (Isabel Cantú  en Club de Cuervos). En lo vocal no puedo opinar ya que todas las voces suenan muy bien, ya sea por naturaleza o por obra del auto tune.

El director Jon M. Chu hace un buen trabajo y demuestra su experiencia dirigiendo un género tan agotador (tiene cierta experiencia al dirigir Step Up 2 y 3 además de Crazy Rich Asians), aunque es notorio que hizo el trabajo junto al creador a fin de darle una visión de lo que quería al crearlo al igual que la adaptación de guión de Quiara Alegria Hudes.

En conclusión, si bien tiene muy buena manufactura, En el Barrio es un musical demasiado de nicho y no tracenderá como un referente universal del género como Cats, Hamilton o El Violinista en el Tejado. Recomendable sólo si eres un clavado del género o del trabajo de Lin-Manuel Miranda.

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