Aún recuerdo cuando el tráiler de Captain America: Civil War fue lanzado. Hablo de aquel avance en donde veíamos a Spider-Man arrebatar el escudo al Capitán América. Si bien es cierto que al principio me emocionó, también lo es que, dicha emoción, poco a poco se convirtió en una ligera decepción.
¿A qué se debía tal sentimiento? Entre más pensaba en la sorpresa que se había arruinado más dejaba de interesarme en la cinta. La magia del cine radica en las emociones que puede provocar y cuando un tráiler (cuya función debe presentar sólo un avance de lo que será el film) le da al público más de lo que debería, la magia se disipa ¿Qué sentido tendría emocionarse con algo que de antemano ya sabes que va a ocurrir? Sería una reacción fingida.
Esta experiencia me sirve como punto de inflexión para prestar un poco más de atención a todo este interés, ciertamente desmedido, por los tráilers, en especial aquellos cuyas películas tienen temática geek, desembocando en el presente artículo. La idea principal no es criticar ni juzgar este fenómeno, sino tratar de dimensionar y entender la fascinación al respecto.
Teniendo muy en cuenta la ya mencionada función del tráiler en el cine, repasemos brevemente este curioso caso.
Sin sorpresas
Este punto ya fue desmenuzado en la introducción de este escrito, pero es importante darle énfasis pues es parte de esto. Para sintetizar, hay que plantear una pregunta: ¿Cómo reaccionaste cuando viste a Spider-Man en Civil War, a sabiendas de que lo ibas a ver, y cómo reaccionaste cuando viste a Thanos en Avengers, cuando no tenías ni idea que aparecería al final de la cinta? La respuesta a esta pregunta queda en cada lector.
Trucos innecesarios
Hollywood tiene una mala praxis cuando debe promocionar una película en la cual no confían. Esto consiste en mostrar lo mejor de la cinta en el tráiler para atraer más público y tratar de generar un buen primer fin de semana que sirva como amortiguador ante el posible fracaso. Este “tráiler-resumen” deja la trama al descubierto, delatando lo endeble de la obra y confirmando que en realidad no era gran cosa o de plano era malísima.
El ejemplo inmediato de este punto lo encontramos en Thor: Ragnarok. Además de que el tráiler hizo que la película naciera muerta (sin sorpresas) uno puede ver el avance, limitarse a ver el final de la proyección y aun así entender sin problemas todo lo ocurrido.
Entonces ¿Por qué las películas de superhéroes, que están de moda y que generan millones en ganancias sin importar si son buenas o malas, tienen que recurrir a este tipo de prácticas? Lo único que viene a la mente para responder a esto nos lleva al siguiente punto…
Fan Service
Hace poco, en una de nuestras publicaciones de Facebook en donde dábamos a conocer los posters promocionales de Solo: A Star Wars Story, uno de nuestros seguidores tuvo a bien hacer un comentario sobre su aparente decepción al no ver ninguna insinuación de Boba Fett ni Jabba The Hutt, siendo que era sólo un primer avance y con muchos meses de campaña publicitaria por delante. (No lo tomen a mal, por favor, es sólo un ejemplo para explicar este punto)
¿A qué se traduce esto? La mayoría de los fanáticos quieren todo desde el principio. No pueden esperar, no quieren esperar. Como ustedes comprenderán, las grandes distribuidoras están en el momento en que dirán que sí a todo lo que la gran mayoría diga ¡Y cómo no! ¿Ya vieron la cantidad de reproducciones que tiene el tráiler de Infinty War en YouTube?
Lógicamente, no todos están de acuerdo con el fan service (sobre todo los artistas, quienes en la mayoría de las veces terminan frustrados) pero ¿Qué importa si eso es lo que la mayoría quiere y les deja más dinero a las empresas? Es tal la alegría (yo llamaría necedad) de los fanáticos, que provocan en los trailers una…
Sobrevaloración
Hemos llegado al punto en que hasta hay fecha de estreno de tráiler. Imágenes que son como un tráiler del tráiler, si se puede decir así.
Las distribuidoras manejan con suma inteligencia esta parte de sus campañas publicitarias sin mucho esfuerzo, pues sólo se limitan a editar un tráiler, ponerle fecha de estreno, presentarlo y listo. Son los seguidores quienes le dan toda esa publicidad extra y altas expectativas: saturando redes sociales con los mismos trailers, capturas de pantallas, memes y comentarios donde dicen que es lo mejor que le ha pasado a la humanidad desde el descubrimiento del fuego; las sobreactuadas y poco convincentes “videoreacciones” o los llamados “análisis de trailers” (¿?).
En primera instancia, no tiene nada de malo, pues tanto distribuidoras como publico quedan contentos por igual, el problema viene después, cuando la película es presentada, porque la expectativa y la sobrevaloración del tráiler hace que uno vaya al cine esperando ver algo que le cambie la vida y en la mayoría de las veces no cumple (Age of Ultron, Suicide Squad) cumple sin sorprender (Deadpool) o incluso superan las expectativas, como cuando al remake de Ghostbusters le llovieron críticas y prejuicios y se decía que sería un asco (hoy en día, el tráiler de esta cinta es el que más dislikes tiene en YouTube en su rubro) sin siquiera haber visto la película (error garrafal); al final, la película resultó ser un éxito y terminó por convencer a los iniciales detractores.
Y ya para irnos
¿Cómo se contrarresta todo esto? Sólo hay que darle a los trailers su objetivo lugar: son sólo un avance. Hay casos en los que un tráiler no te dice nada y resulta que la película es una genialidad y viceversa. Lo que realmente importa aquí, es el resultado final: la película en su máxima expresión.
Existen algunas campañas publicitarias (Deadpool 2, The Dark Knight) cuyos trailers no dicen nada pero dejan al publico en expectativa. Campañas inteligentes que escasean pero que resultan siendo todavía más efectivas que todo lo ya repasado. Prestar atención a este tipo de propuestas por sobre las otras garantiza un cambio de perspectiva general de todo esto.
Claro está que hay muchos que disfrutan todos esos trailers de la manera en la que se presentan ¿y saben qué? ¡Está perfecto! El cine, como cualquier forma de expresión artística, se disfruta como cada uno quiera, los problemas vienen cuando la intolerancia, la ceguera y la necedad impiden que se disfrute. Hay que evitar llevar las cosas más allá sin necesidad.
Desde luego, todo esto es una opinión que puede tener tanto puntos sólidos como endebles y a veces es bueno tratar de dar un punto de vista objetivo a una inconformidad (espero este haya sido el caso).
La respuesta a la incógnita que intitula a este artículo puede resolverla cada uno de ustedes y cada respuesta será correcta porque, como ya lo hemos citado, el arte es subjetivo, por fortuna.
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