Jorge Iván Argiz. Codirector del festival Celsius 232, programador del FICX, codirector de las jornadas del comic de Avilés, editor y crítico de comics. Con todas esas ocupaciones y responsabilidades, es de agradecer que comparta unos instantes respondiendo a las cuestiones que le planteo, por lo que trataré de ser breve para robarle el menor tiempo posible.

¿Jorge, desde tu perspectiva y considerando tu trayectoria, el comic goza de buena salud?

Sí, sin duda. Es un arte relativamente novedoso, ya que cuenta con poco más de cien años de existencia, que en su corta vida se ha encontrado con una competencia enorme y que, sin embargo, ha sabido adaptarse, encontrar su espacio y obtener por un lado logros artísticos impresionantes y por otro crear y dejar rápidamente personajes e historias que ya forman parte de la cultura universal. Y,
desde un punto de vista de comic-diversidad, el momento que vive el medio es probablemente de los mejores de su historia.

¿Cuál es la percepción del medio en general, continúan viéndolo como un medio secundario y de poco peso, o por el contrario se reconoce su gran aportación al mundo de la cultura y el arte?

Hay medios que, por ser capaces de conjugar un valor artístico y cultural de primer nivel con un importante valor de entretenimiento, han sido un poco infravalorados cuando, en realidad, el poder hacer también eso debería ser un rasgo a destacar y valorar especialmente. Es probable que, por desconocimiento, haya gente que no sea consciente del altísimo nivel de este medio que transita por lo artístico y por lo narrativo simultáneamente pero, no nos engañemos, hay mucha gente que tampoco valora la aportación al mundo de la cultura y el arte ni siquiera de los medios más reconocidos. Creo que es un agujero en el tejido cultural de esas personas y que son las primeras damnificadas al perderse trabajos verdaderamente memorables. De todos modos, también en los últimos años se ha avanzado mucho en ese terreno y creo que el comic está avanzando a pasos agigantados hacia el lugar que se merece.

Las jornadas del comic de Avilés han impulsado mucho el sector, que compite seriamente con el de Gijón. ¿Cuenta con una proyección fuerte a nivel nacional e internacional?

Las Jornadas del cómic de Avilés, dentro del estilo de evento que representa (siendo un salón orientado al medio desde un punto de vista cultural y no desde un punto de vista industrial, sin que tengamos nada en contra del otro modelo que es totalmente complementario y también necesario), son un evento imprescindible dentro del calendario comiquero y que, por suerte, mucha gente tiene subrayado y marcado como cita obligatoria. Tras 21 años han pasado por aquí muchas docenas de autores de muchísimos países diferentes que, tras pasarlo estupendamente en una ciudad acogedora como Avilés y en un evento cercano como este, se convierten en los principales embajadores de esta ciudad y han propiciado que Avilés sea una ciudad que aparece con bastante frecuencia en las páginas de cómics que son leídos por millones de personas en todo el mundo.

Por otro lado no creo que haya ninguna competencia con Gijón, ni con ninguna otra ciudad. Al contrario. Creo que es importante que haya muchas ciudades que tengan eventos muy distintos con el comic como eje central o como uno de sus ejes, ya que esto genera interés y lectores, y eso siempre es bueno. El Salón de Gijón ahora mismo ya no se hace, lo que siempre es un motivo de tristeza, aunque tal vez haya sido un hasta luego y no un adiós.

Ahora el festival es todo un acontecimiento, esperado y festejado, pero, ¿cómo fue en sus inicios, fue muy duro el levantar y darle forma al proyecto?

Los primeros pasos siempre son los más complicados, claro, pero también los más excitantes y emocionantes. Era complicado en primer lugar por nosotros mismos, porque teníamos toneladas de ilusión pero no todos teníamos mucha experiencia, en segundo lugar porque el mundo era, pese a que no ha pasado tanto tiempo, un lugar muy diferente: sin móviles, sin internet y sin tantos avances que ahora hacen ciertas cosas mucho más sencillas. Pero sobre todo porque no había tantos eventos relacionados con el mundo del comic como hay en la actualidad y, por tanto, era más complicado convencer a quién nos escuchaba de lo importante de una forma de hacer las cosas como la que nosotros queríamos poner en práctica en las Jornadas del Cómic de Avilés… más centradas en el comic como medio narrativo y artístico que en el comic como elemento de mercado, y donde la cercanía e interacción del aficionado y el autor fuera lo mayor posible. Algo de lo que no nos hemos alejado ni un ápice en estos años.

Por fortuna, desde el gobierno de la ciudad de Avilés, siempre nos hemos sentido muy queridos y valorados y, a lo largo de estas dos décadas, siempre nos han hecho un espacio dentro de la actividad cultural de la ciudad y nos han dado los medios necesarios para que podamos desarrollar nuestra labor.

En lo referente a darle forma al proyecto, siempre teniendo una estructura muy definida, hemos procurado ser lo más permeables posible a los cambios que la industria del comic y los gustos de los aficionados han ido marcando. Me parece imprescindible que desde la dirección de un evento cultural te vayas actualizando, estando al tanto de lo que sucede, y que no te quedes anclado en las mismas propuestas o tendencias que conocías o que existían cuando comenzaste.

En los últimos años, el séptimo arte se nutre en gran medida del noveno, es decir, que el cine bebe del comic como fuente de inspiración. ¿Es esto un triunfo del comic, o como dicen las
malas lenguas, es tan sólo algo pasajero ante la actual sequía creativa de la industria hollywoodiense?

No creo que sea algo pasajero, ni una muestra de la sequía creativa de ninguna industria (y menos de una en concreto como la hollywoodiense ya que en el cine europeo o asiático también hay constantes adaptaciones de obras de comic), de la misma forma que cuando desde el principio de la existencia del cine ya se adaptaban obras de la literatura a nadie se le ocurría decir que eso era signo de algún tipo de sequía creativa de la industria del cine. Se podría hablar de ese agotamiento de conceptos si no se hicieran otro tipo de películas además de ésas pero, por fortuna, cada año seguimos encontrándonos con extraordinarias propuestas originales venidas del séptimo arte sin tener que adaptar nada.

Lo que sí que sucede es que ahora es tan normal que se adapte una obra literaria como gráfica. No diría que es un triunfo ya que no había ninguna competición, pero sí que diría que es un paso lógico que el comic dio más tarde que la literatura porque cuando el cine comenzó a hacer adaptaciones ya había grandes obras universales de un arte maduro como la literatura mientras que el comic iba dando sus primeros pasos más o menos al mismo tiempo que el cine, ya que tienen edades muy parecidas, y por eso necesitó un poco más de tiempo para tener un grueso de obra susceptible de ser igualmente adaptada.

La gente ve un superhéroe en la pantalla y rápidamente se da cuenta de que viene de una obra de comic, pero ve películas como American Splendor, Arrugas, Lisístrata, El Condón asesino, Diario de una adolescente, Camino de perdición, etc… y generalmente no sabe que también adaptan obras del noveno arte. Y ven muchas más de las que se imaginan.

¿Además del Celsius, y de las jornadas del comic, veremos en Avilés un festival de fenómenos como la literatura pulp, dada su resurrección y buena acogida mundial? ¿Avilés está listo para más eventos de esas características?

Avilés es una ciudad que se me antoja ideal para acoger este tipo de eventos y para ser, entre otras muchas cosas, bandera de este tipo de propuestas y vertebrar un importante valor turístico, artístico y cultural, alrededor de ellas. Para muchos aficionados a estas expresiones de la cultura popular, Avilés ya es un nombre grabado a fuego y estrechamente relacionado con ellas, de modo que creo que sería una cierto enorme seguir explorando ese camino y convertirlo en una autopista. Por tamaño, por modelo de ciudad y por la enorme belleza aún a descubrir por muchos de nuestra ciudad, difícilmente se me puede ocurrir un lugar mejor para ello.

En mi cabeza, del mismo modo que mucho tiempo se estuvo gestando el Celsius 232 hasta que se dieron las circunstancias perfectas para que naciese, bullen otras dos o tres ideas parecidas, en distinto punto de cocinado, que quizás eclosionen algún día. Sean eétas, o sea cualquier maravillosa locura ideada por otro, esperemos que las veamos en un futuro no muy lejano y que, por supuesto, las veamos en Avilés. Hay muchos meses al año, sin tener que centrarse siempre en el espacio más o menos veraniego, para llevar a muy buen puerto este tipo de ideas.

¿Cómo sería, o cómo será el futuro ideal del sector, o al menos el siguiente paso lógico en la evolución del comic?

Es muy difícil de adivinar. El futuro ideal del sector llegará cuando en determinados puestos laborales ya haya lectores frecuentes de cómic, y concretamente en los puestos que deciden algo tan sencillo pero importante como la localización de los comics. Una biografía, en comic, debería ir en la sección de biografías de cualquier punto de venta o de biblioteca y no en la sección de comic, ya que el comic no es un género como la literatura tampoco lo es. El género (literatura negra, terror, histórica, bélico, romántica, etc…) es una cosa y el lenguaje en el que se aborda es otro muy diferente. Ese sería, y espero que lo sea, un paso importante en la normalización de las obras en comic: que sus obras se cataloguen por su género y no sólo por tener viñetas.

Como medio es aún más difícil de adivinar ya que en los pocos más de cien años de existencia del noveno arte los cambios y hallazgos gráficos y narrativos que el comic ha experimentado, así como lo mucho que ha cambiado la realidad a su alrededor, le han hecho irse adaptando con rapidez. Creo que será un medio que funcionará bien en lo digital de modo popular, quedando la edición en papel más en formato lujoso o de coleccionista, pero creo que aún no se ha logrado (mientras que en medios como el cine, sí lo hay) el dispositivo digital que garantice una experiencia lectora semejante al soporte físico, pero es cuestión de tiempo y seguro que no de mucho.

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