Desde hace ya algunos años, la plataforma Netflix comenzó a incursionar en las series y películas de calidad ampliando su repertorio con nuevas temáticas, producciones de gran escala y un listado de actores de renombre que no cesa su crecimiento. Muchas de estas series, como Stranger Things, Dark, 13 Reasons Why, Altered Carbon, el repertorio entero de Marvel y muchas otras se han vuelto parte de nuestra vida cotidiana sirviendo muchas veces también, como el inicio de una conversación o debate regular del que toda persona hoy en día forma parte.
Si bien algunas de las series mencionadas comparten un común denominador por la ciencia ficción o el SyFy, el caso de Ozark no dista de ser diferente por no estar dentro del mismo rubro. En sus dos temporadas existentes, la serie que tiene como protagonistas principales a Jason Bateman (Arrested Development, Horrible Bosses, Game Night) y Laura Linney (The Truman Show, Love Actually) ha sabido ganar muchos adeptos moviendo su trama en una delgada línea comparativa con la reconocida serie Breaking Bad.
Con esta pequeña pero importante comparación, no quiero decir que Ozark se haya copiado de una gema tan preciada como lo fue Breaking Bad, pero si es cierto que algunos elementos se mimetizan en muchos aspectos y creo que es normal que muchos de quienes supimos apreciar a Bryan Cranston en la piel de Walter White, veamos una suerte de relación alumno-maestro entre el primer personaje y Marty Byrde, interpretado por Bateman en la nueva serie de Netflix. De todas formas, la formula del Anti-Heroe que genera empatía con nosotros, los espectadores, ya ha sido usada en numerosas ocasiones y no nos resistimos a su repetición.
La primera temporada de Ozark, una serie dramática, con tonos grises y oscuros prevaleciendo en casi todas las escenas, nos plantea una historia simple al principio, pero que luego se acompaña de una subida entre pisos de una escalera que no tiene fin. En este primer acercamiento, la familia Byrde, una familia tipo compuesta por los jefes familiares y sus hijos Charlotte y Jonah, parece ser una familia normal sin contratiempos. Sin embargo, no mucho mas tarde nos enteramos que Marty, se dedica al lavado de dinero para el cartel mexicano y que Wendy, su esposa, no es la fiel madre y compañera que parecía al comienzo.
Una serie de hechos desafortunados, nos lleva a dar con el conocimiento del segundo al mando en este cartel mexicano (Esai Morales interpretando a Camino Del Rio) quien para ser sinceros, infunde miedo con el solo apoyar de sus negros zapatos al caminar. Es así como la familia Byrde debe mudarse a Ozark para continuar su trabajo de lavado de dinero complaciendo así al la mafia mexicana pero a su vez, logrando el descontento de la mafia local (Peter Mullan en una de sus mejores y mas aberrantes actuaciones interpretando a Jacob Snell), lo cual vuelve a ponernos al borde de la silla con situaciones aun mucho mas escalofriantes que en sus comienzos. Con el avanzar de la serie, que por cierto, solo ofrece 10 capítulos en ambas temporadas, las cosas no mejoran sino que solo empeoran.
Anteriormente dije que la primer temporada de Ozark representaba una subida escalonada sin final aparente. Pues bien, la segunda temporada es un ascensor que solo sube más y más rápido. El descanso no parece hacerse presente para la familia Byrde, quienes ahora no solo tienen que complacer a la mafia local y al cartel mexicano sino que también, deben liarse con el FBI (Jason Butler como el agente Roy Petty) que ya ha dado nota de las operaciones que se realizan en el detrás de escena. A su vez, la trama agrega a su desarrollo, un ex convicto, un casino y un candidato político corrupto en su totalidad.
El principal atractivo de la segunda temporada se basa en ver como el personaje de Bateman se las ajusta para poder manejar su agenda jugando a ser dios y el diablo al mismo tiempo. En todo momento disfrutamos de las actuaciones de todo su elenco, quienes a mi parecer, han alcanzado un nivel excepcional interpretando a los personajes de esta serie. En mi opinión personal, el personaje interpretado por Linney tiene un crecimiento abrumador en esta segunda entrega, donde podremos ver realmente quien es y que papel juega en la familia Byrde. Así también, Peter Mullen como Snell, alguien a quien jamáss se le debe contradecir.
La línea argumental de Ozark se vuelve cada vez más compleja y obscura con el avanzar de los capítulos, pero lo mejor de esto, se genera en el entramado que cada personaje tiene consigo mismo y con quienes los rodean. La apertura forzada del casino, en la cual la familia se ha jugado el todo por el todo y el único escape de esta situación se logra en una bolsa de plástico negra, presenta una evolución constante de la historia de la serie. Los tintes políticos de esta nueva temporada acompañan también el agregado perfecto que sirve como aderezo principal de este gran plato dramático.
Existe un solo punto flojo a mi parecer y es que, por momentos, Ozark resulta abrumadora y eso tiende a que las cosas se resuelvan de la manera más obvia posible o quizás, de una forma rápida inesperada. Esto puede ser producto a que la serie en si consta de pocos capítulos, lo cual puede resultar en un apuro a que todo se cierre un circulo de forma abrupta. Creería conveniente que en su posible tercera temporada (no quiero confirmar o negar esto para no generar spoilers) la serie conste de algunos capítulos mas pero sin dejar de mantener su atmósfera como lo ha hecho hasta ahora.
Espero que Ozark les guste tanto como a mí y puedan compartir esta breve reseña. Gracias!
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