Cuando los comics de superhéroes surgieron por primera vez a finales de los años 30, aparecieron en pequeños números de antología. Por ejemplo, en una edición de “Action Comics”, normalmente tenías una historia sobre Superman, luego pudiera ser Zatara The Magician o algunos cuentos de ciencia ficción o de piratas y al final, tal vez, una historia de guerra. Una de esas antologías fue “World’s Finest Comics”, que comenzó a publicarse en 1941.

Detective Comics Inc., ahora DC, poseía los derechos tanto de Superman como de Batman, y lo que hizo único a “World Finest” fue que contaba historias sobre ambos personajes. Aunque las portadas sugerían lo contrario, ya que consistemente muestran a Superman, Batman y Robin conviviendo como por ejemplo en una portada del están jugando béisbol, en el # 21 se están chocando la palma de sus manos y en el # 60 están practicando el esquí acuático; pero, a decir verdad, sus historias siempre fueron historias separadas. No fué hasta los años 50 que finalmente se unieron a resultas de una decisión de negocios ya que las ventas bajaron y el público parecía haber abandonados a los superhéroes.

Esto dio como resultado la edición de “Superman” # 76, publicado en junio de 1952, la primera vez que se reunieron Clark y Bruce. La historia nos narra que el dúo se conoció mientras estaban de vacaciones en un crucero de lujo. Con el transatlántico sobrecargado Clark Kent y Bruce Wayne se vieron obligados a compartir la misma habitación. Cuando comenzó un incendio a bordo, los descubrieron por accidente al cambiarse de trajes. Es una situación linda, cursi y ridícula, o sea, una excelente introducción que se centra en la extraña dinámica del dúo y, desde “World’s Finest” # 76 en adelante, la serie se dedicó exclusivamente a su equipo.

 

Durante las siguientes décadas, los dos combatieron con alienígenas, viajaron repetidamente en el tiempo, se enfrentaron entre sí con espadas y escudos, e incluso apostaron en un combate de boxeo entre el Joker y Lex Luthor. Las historias fueron muy de su tiempo (50´s 60´s), divertidas, y mucho más cercanas a la versión del Batman de Adam West que cualquier otra cosa que hayamos visto en los cines.

Aunque podrían ser muy violentos y frecuentemente sexistas, el dúo poseía un sentido de inocencia muy aparte de los personajes que conocemos hoy. A lo largo de los años 80, los cómics perdieron el favor del público más joven, lo que llevó a la industria a ser más adulta, más madura y más compleja. Reescrita por los ahora legendarios escritores John Byrne, Alan Moore, Grant Morrison y Frank Miller, la identidad de “caballero oscuro” de Batman pasó a primer plano. Fué en este período que Jason Todd (el segundo Robin) fué brutalmente asesinado, Arkham Asylum mostró a un Batman que parecía estar más cómodo en el manicomio que en las calles, y dos de sus títulos más influyentes de todos los tiempos fueron lanzados: “Batman: Year One” y “The Dark Knight Returns”, ambos de Frank Miller.

Superman también cambió. No se volvió “oscuro”, pero se enfrentó a serios problemas morales. El viejo idealismo de Superman no era suficiente y fue uno de focos de atención en el cómic “¿Que le sucedió al hombre del mañana?” de Alan Moore en 1986, antes de que Superman fuera reiniciado en la serie de John Byrne “El hombre de acero”. Byrne se centró en cómo Superman podría encajar en el mundo moderno y los desafíos que enfrentaría, especialmente cuando Lex Luthor se graduó de un jefe de la mafia menor a un multimillonario industrial. ¿Cómo puede Superman comenzar a combatir algo como una corporación multinacional, y con un poder casi absoluto? ¿en qué debería y no debería intervenir personalmente?

En éste punto es cuando la relación entre Batman y Superman se vuelve intelectualmente interesante. Hay una división inherente entre ellos: mientras Batman camina entre el sudor, los cigarrillos, el alcohol, el sexo y las manchas de sangre de la vida urbana, Superman se eleva a través del cielo y ve lo mejor de nosotros, Batman ve lo peor; El optimista y el pesimista, el idealista y el realista. Aunque ambos luchan contra el crimen y la injusticia, lo hacen desde dos puntos de vista completamente diferentes.Con este contrapeso, los días de los dos jugando tenis y tomando limonada juntos se han ido.

En la continuidad actual, son mucho más propensos a pelearse. Como Superman es tan poderoso, Batman está preocupado por el peligro que Superman puede representar para la humanidad si intenta rehacer el mundo como mejor le parezca. Es esta tensión, ligada a sus posturas ideológicas, la que los pone continuamente en desacuerdo en la era moderna.

Parece extraño decirlo, pero sólo cuando hacen equipo es que podemos llegar a entender a los dos a un nivel personal. Cuando Bruce Wayne se pone su capucha y adopta su voz grave y profunda, ¿está fingiendo ser Batman, o es Bruce Wayne un Batman disfrazado en un traje de negocios? La misma pregunta se puede aplicar a Superman y Clark Kent.  Cuando ponemos a Sups y Bats juntos como amigos no necesitan fingir ni necesitan que el otro adopte una personalidad específica, que es lo que sucede cuando los dos comparten sus identidades secretas con amantes o civiles como, por ejemplo: Alfred cura y atiende a Bruce Wayne, Catwoman quiere a Batman, Robin necesita una figura paterna y Lois Lane cambia de opinión según el escritor. Y lo mejor de estas historias es que exploran un tipo de intimidad que no vemos en otras historias. En su mejor momento, son una metáfora matizada a la amistad, ya que son básicamente dos amigos en mallas, simplemente relajándose en la baticueva o la fortaleza de la soledad.

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