Bienvenidos una vez más. A continuación, me gustaría contar mi historia acerca de este bonito y hermoso vicio que, poco a poco, va rindiendo frutos. Este texto es muy personal y, quiero plasmar en los siguientes textos, una extensión de mi vida, conocida por unos, pero mas desconocida por otros. Siéntanse libres de expresar lo que sienten, si es una tontería o si se identifican.
La letanía de la suerte. La sorpresa sin derivación de asombro. Así se siente cuando algo está destinado a ser lo que debe de ser. Ese destino que te hace estar en un momento y lugar indicado, o no. Nacer en un lugar privilegiado, o ser carne de cañón en otros casos. Mi caso, por ejemplo, es algo que llevo en las venas desde antes de nacer.
Para ponerlos en perspectiva: Los 90’s fueron un territorio difícil para el cómic en general. Se vivía una etapa muy complicada socialmente en México, con ello, el que fuera más difícil el acceso a una lectura fuera de lo cotidiano en puestos de revistas… o eso fue lo que me contó. Él decía que juntaba los centavos que le quedaban al final de su jornada semanal para ir al puesto de periódicos más cercano y poder comprar sus revistas de cómics.
Los fatídicos 90’s, esos que te hacen estremecer de solo recordarlos, o siquiera mencionarlos. La vida era un hueco en la tierra, donde se iba llenando de agua de una lluvia ininterrumpida. La soledad que acompañaba esa época era ensordecedora, y el único refugio para todo aquel descarriado con vertientes ideáticas diferentes, fueron los cómic de superhéroes.
La vida para todo aquel “geek” de la época (creo que ese término no se acuñaba para ese entonces) se veía cada vez más negro: DC decidía romperle la columna vertebral a Batman, ante un imponente villano de la altura de un piso de casa, músculos que sólo se podían ver en el papel y una máscara de luchador que se observaba casi en cualquier poste de la ciudad. Un suceso inimaginable para la historia del hombre murciélago; pero eso no fue lo que impacto en esos tiempos. No conformes con hacer sufrir a los batmaniacos de ese entonces, DC decidía matar a su referente de ese entonces; Superman.
¿Como un Todopoderoso podría caer muerto ante semejante batalla que dio? ¿Que no se supone que era eso, un Todopoderoso?Representado casi como una deidad, DC ya no sabía qué hacer con él. ¿Su mejor decisión? Matarlo. ¿Su mejor decisión? Parece que sí.
La noticia sobre la muerte de Superman se regó como pólvora. La editorial no daba cabida ante semejante oleada de solicitudes de tiendas de comics al rededor del mundo por querer incluir en su shopping cart unos cuantos miles de números de este suceso. En México no fue diferente, se dio que la editorial que traducía y distribuía DC Comics en ese entonces, Editorial VID, sacó no una, si no 9 ediciones de este compilado de historia (ediciones me refiero a reimpresiones del empastado, ya que llegó en ese formato y no como regularmente manejaban esos números, que vendían en números sencillos).
Ahora, ¿en dónde cabe en la historia todo esto con una parte de mí? ¿Se acuerdan que les dije que alguien juntaba sus centavos al final de su jornada semanal? Es correcto.
Mi padre juntó lo que pudo, durante semanas, para salir corriendo de la casa e ir a comprar el cómic que cambió la historia de Superman. Cómic, que para mal, fue un punto de declive para el hombre de acero.
Mi padre fue y es un seguidor de Superman. Desde la primera vez que lo vio, supo que era su favorito. Y no puedo negarlo, el creció viendo las películas de Richard Donner protagonizadas por Christopher Reeve, donde nos mostraba un Superman de la época.
¿Como podría ser que mataran a tu superhéroe favorito? Quedó en shock. Creo que no fue el único de estar así.
Se inmortalizó en el brazo aquella desgarradora imagen, el escudo de Superman desgarrado ante feroz batalla demostrada en unos cuantos paneles. Los detalles en rojo aún los recuerdo, era como si de su misma piel saliera la sangre, y que las zonas en azul era algo propio de su piel.
Detalles de la historia no los recuerdo bien, era apenas un niño cuando me contaba las historias de como él iba y hacía lo posible de poder comprar sus revistas, de cómo ahorró tanto para poderse tatuar el escudo de Superman y llevarlo siempre con él.
Él no sabía lo que estaba por venir, o tal vez sí, y por eso procuró ser lo más precavido posible a la hora de hacer compras “innecesarias”. Así es, hablamos de ese embarazo promiscuo a corta edad. Al final de cuentas, ¿Cómo le iba hacer un chamaco de 20 años para enfrentarse a la paternidad, en una época donde nos habían quitado tres ceros a la moneda? La vida daba una vuelta de tuerca a todos alrededor de mis padres. ¿Cómo alguien que compraba sus revistas cada fin de semana, debía de reemplazarlo por cosas para bebés? Y así fue; Se dio el asunto. Aquel romance entre una tampiqueña y un tapatío daba fruto en un lugar al sur de México, lejos de ser la mejor ciudad del país y lejos de aquel “edén” que tanto recita la canción del lugar.
Dos personas de ciudades diferentes, convergiendo en otra ciudad un tanto desconocida para ellos. A esto lo podríamos llamar “destino“, ¿no? O simplemente lo dejamos pasar, y lo llamamos “singularidades en el espacio/tiempo”.
Como sea, lo que fue, fue, y aquí estamos ahora.
Y tu, ¿como iniciaste en este maravilloso mundo de los cómics? ¡Cuéntame! ¡Quiero leerte!
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