‘Cae la noche’ es una historia corta de ciencia ficción, escrita por el ya fallecido Isaac Asimov.
En ella se nos relata, desde la perspectiva de sus habitantes, la historia de un planeta de tipo terrestre, el cual a su vez forma parte de un sistema de seis estrellas con un eje orbital común.
En este planeta siempre es de día y la noche es un raro acontecimiento que ocurre cuando un planeta gigante se interpone entre los seis soles y el mundo habitado, eclipsando su luz y proyectando una gran sombra sobre este.
En la obra no se describen los detalles de la órbita del planeta, pero la posibilidad de la existencia de un mundo así no es tan lejana como podría parecer, así lo demuestra el sistema estelar “Castor”, que es un ejemplo de un sistema estelar múltiple, con planetas en órbitas circulares
Esto se consideraba imposible hasta hace algunas décadas, pues el paradigma imperante sostenía que en un sistema estelar multiple no podrían haber planetas con órbitas circulares y por lo tanto vida. Esto porque existe una zona estrecha, con una temperatura adecuada para la vida alrededor de cada estrella (abajo representada en verde), y una órbita elíptica haría que los planetas entraran y salieran de la zona habitable, pasando del frío al calor demasiado rápido para que algún ser se adaptara a esto.
Pero un modelo con soles distanciados entre sí resuelve eso, colocando a los planetas en órbita cada uno alrededor de una sola estrella y estas lo suficientemente alejadas entre sí para que la radiación pueda no ser directamente letal para todo ser vivo en la superficie.
Asimov hace un excelente trabajo cuando consigue construir el argumento entero de la obra, partiendo de cómo sería la vida en este mundo hipotético y considerando la manera en que la ausencia de la noche habría afectado a la historia, la ciencia y la cultura.
Y aunque no entra en detalles específico sobre cómo la Biología se adaptaría a la ausencia de la noche, o cómo los relojes biológicos se sincronizarían sin un ciclo constante y universal, como es de hecho la noche, se deja entrever que la fisiología de los habitantes no requiere de este periodo de oscuridad, lo cual no es descabellado si consideramos que existen ciclos circadianos independientes de la luz del sol desarrollándose en un entorno de oscuridad perpetua, como es el fondo del océano
No obstante, más allá de la posibilidad científica de la existencia de un mundo así, Asimov quería resaltar la manera en que la gente de este mundo responde ante lo desconocido, una sociedad que ve la noche como si de un hecho mítico se tratase, como un arcaico producto de la imaginación de pueblos primitivos que trataban de explicar el miedo a la oscuridad, el contraste entre la actitud científica y la superstición
Y la manera en que el temor y la expectación mal encaminados, pueden tornar un fenómeno cósmico único y extraordinario, en una ocasión para el caos y el desenfreno. Mientras que una conducta sensata y equilibrada puede aprender de la mayor de las catástrofes y tornarla en un punto de apoyo para ir más allá.
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