Goku, el personaje creado por Akira Toriyama, protagonista de Dragon Ball, apareció por primera vez en 1984.
Son Goku es el protagonista del exitoso mundo de Dragon Ball, el cual fue creado por el artista japonés Akira Toriyama a mediados de los 80 como una historieta sencilla y sin pretenciones. En ese momento, nadie podría imaginarse el fenómeno mundial y casi inalteralble generación tras generación, en el cual se convertiría.
Lo que comenzó como un interludio entre importantes trabajos, con una trama de cuento clásico y pensada para los más jóvenes, fue ganando popularidad y creciendo junto a generaciones. Fue evolucionando, al Dragon Ball original le siguió Dragon Ball Z, mucho más madura y compleja, Dragon Ball GT técnicamente ajena al canon oficial de Toriyama, numerosas películas y la reciente Dragon Ball Super. Y por mucho que mostraran sus diferencias entre ellas, todas tenían en común a nuestro simpático Goku.
Volvamos a los inicios de Son Goku. Al inicio, se nos presentó como un niño que vivía solo en la montaña Paoz. Estaba claro que, más allá de su cola de mono, no se trataba de un humano normal y corriente porque poseía una gran fuerza, era inmune a las balas. Aunque el avance de la trama demostró que el origen de Goku era mucho más complejo de lo que parecía, Toriyama tomó dos personajes como referencias claras.
Uno de ellos es Sun Wukong, el rey mono. Este ser mitológico es uno de los héroes más importantes del legendario chino y protagonista de Viaje al oeste, un texto anónimo que data del 1590 y se convirtió en una de las obras literarias más representativas del país asiático. Sun Wukong es un ser con aspecto de mono que cayó de los cielos, posee un bastón mágico que cambia de tamaño, se desplaza en una nube voladora, enfrentó a dragones y demonios y se embarcó en varios viajes para conseguir la inmortalidad y proteger a un joven en su búsqueda de unos textos sagrados del budismo.
La acción del manga original se centra precisamente en el viaje que Son Goku y Bulma hacen por tierras extrañas para encontrar las esferas de dragón, que pueden conceder la inmortalidad. Desde el atuendo típicamente chino del abuelito Gohan pasando por la montaña donde vive Goku, su transformación en mono gigante y hasta el dios supremo de los cielos son muchos los puntos en común que pueden encontrarse entre ambas historias. Incluso su aspecto de Super Saiyan nivel 4 recuerda a algunas interpretaciones que se han hecho de Sun Wukong. Toriyama quiso homenajear las creencias y leyendas de otros pueblos para dar vida al mundo que estaba creando.
La otra gran influencia, aunque menos notoria en un principio, vino del otro lado del mar. Akira Toriyama siempre fue un admirador confeso de Jerry Siegel y Jose Shuster, creadores de Superman. Antes incluso de Dragon Ball, el mangaka ya había hecho referencias al hombre de acero con Suppaman, una parodia rechoncha y ridícula de Superman que hizo acto de presencia en Dr. Slump.
Con Goku ya adulto descubrimos que llegó al planeta en una cápsula espacial igual que el superhéroe de DC Comics, donde fue encontrado por el anciano Gohan. Resulta que Goku es un alienígena perteneciente a la raza de los Saiyan, cuyo planeta fue destruido, que había sido enviado a la Tierra para destruirla, pero un oportuno golpe en la cabeza borró su memoria y le hizo ser esa persona amable y noble que todos conocemos. En 2014, Akira Toriyama lanzó el manga Dragon Ball Minus en el que se reescribían parcialmente los orígenes del personaje y se justificaba su presencia en la Tierra como un intento de sus padres por protegerle, paralelo total con Superman.
Son Goku es el guerrero clásico que siempre triunfa al final de la tragedia griega, un ser poderoso y puro que es bueno por naturaleza y siempre luchará por sus semejantes. Toriyama encarnó en Goku el bien absoluto, todo lo bueno que puede ofrecer el ser humano. Goku es el héroe sobre cuyos hombros suele recaer el destino del mundo, la última esperanza de la humanidad en innumerables ocasiones. Además de su carácter bonachón, el Super Saiyan legendario consigue transmitir su buen humor e inocencia en cualquier situación sin que esto sea en detrimento de la epicidad que algunos momentos merecen. Y es por eso que lo amamos.
Con Son Goku, Toriyama lanzó un ataque directo al lado más sentimental y emotivo de las personas. Además del hecho de haberle visto crecer a lo largo de sus aventuras, cosa que siempre crea un vínculo más profundo, se nos presenta como un personaje equilibrado y divertido que apela a nuestro niño interior y al que no cuesta cogerle cariño. Con su nube mágica o volando por su cuenta, en la Tierra o en Namek, rubio o moreno, los fans de Dragon Ball seguimos con ganas de Goku para rato. No importa que tan mayores seamos, ni cuantas veces lo hayamos visto, o cuantas versiones canones o no, películas buenas o no, la realidad es que no nos cansamos de Goku y siempre queremos más. Y lo más importante transmitimos los buenos valures de lealtad y bondad de Guku generación tras generación.
Un personaje icónico, trasmutable visualmente pero no en escencia durante el tiempo. Goky representa nuesta niñez, nuestra bondad, nuestra amistad y nuestra ilusión de siempre vencer al mal y salir victoriosos.
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