Hacía mucho tiempo que no disfrutaba tanto con un juego de plataformas. Hacerte recordar los buenos momentos que pasaste la primera vez que jugabas a un Crash Bandicoot, a un Sonic, incluso, es algo muy poco habitual y ya no porque los juegos sean malos, sino porque captar esa frescura tan propia de los títulos mencionados es algo muy complejo.
Los responsables de Nikoderiko (Knights Peak, también responsables de Starship Troopers, y VEA Games) no esconden la influencia de algunos de los mayores clásicos del género como Crash Bandicoot o, sobre todo, Donkey Kong Country.
VEA Games nos propone una aventura en la que dos mangostas cazatesoros pierden su último botín al ser atacadas por el malvado ejército de los cobrings (que no kobrings), lo que les obliga a huir en un momento de desesperación. No obstante, deciden emprender un viaje para acabar, poco a poco, con los villanos y recuperar su tesoro. Y para ello, van a hacer uso de sus habilidades de movimiento y combate: salto, planeo, deslizamiento (imprescindible para saltar más lejos), machaque en el aire y la capacidad de coger y lanzar objetos.
La aventura se divide en 7 mundos con varios niveles cada uno y las temáticas son esas que seguro os vienen a la cabeza al pensar en el género: un arranque en territorio frondoso, una zona nevada, una volcánica.
Los niveles son de lo más variados y siempre estamos probando cosas nuevas, ya sea balancearnos entre lianas, lanzarnos de un cañón a otro o montando en vagoneta.
No tenemos vidas, de tal forma que si morimos nos tocará iniciar partida desde el inicio de ese nivel o bien desde el último checkpoint visitado.
Tras acabar un nivel, visitamos un “mapa-tablero” en el que podemos optar por ir atrás para revisitar niveles ya superados, avanzar para ir al siguiente o bien entrar en una especie de tienda donde podemos canjear los items recolectados.
Los cofres más baratos suelen dar premios simples, mientras que los “Premium” dan recompensas más jugosas. Estas pueden ser más monedas para monturas o bien elementos de una galería: melodías, ilustraciones, modelos 3D.
Incluso hay algunos momentos más “artísticos” en los que se juega con la iluminación, con las siluetas de los personajes o, el efecto de profundidad en determinados tramos. Es un juego variado y maravilloso en lo visual.
En lo sonoro tenemos unas melodías compuestas, por el gran David Wise, responsable de la BSO de Donkey Kong Country. Esto se nota en unas piezas llenas de tonos alegres, percusiones y recursos tribales que hacen mover los pies y tararearlas.
Pasando a la dificultad, tenemos dos modos: fácil y normal. Siendo el fácil una manera de disfrutar más el juego y explorarlo, especial para los más pequeños o los no muy prolijos en los videojuegos, mientras que el nivel normal mantiene una línea más llamativa de dificultades sin llegar a ser un dolor de cabeza o como me pasa a veces, generar estrés.
Nikoderiko: The Magical World es un juego agradable, hermoso y lleno de tareas para que toda la familia la familia participe. Puedes conocer más sobre el videojuego y adquirirlo en https://nikoderiko-game.com/es-ES
Gracias Knights Peak por la clave de PS5 para el review, y les dejamos nuestro dedo pulgar arriba, espero y exista mucho dlc y sea este solo el arranque de lo que quiero ver vuelto una IP de entregas.
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