Después de 20 años, Metallica regresa a colaborar con la Orquesta Filarmónica de San Francisco para una fecha doble. El escenario fue el recién inaugurado pabellón Chase Center, donde la banda dio un show con muchas sorpresas. Cabe recalcar que este concierto se ofreció los días 6 y 8 de septiembre de 2019, hace casi un año ya pero apenas el 28 de agosto vio luz el lanzamiento en CD, Blu Ray, LP y en vídeo.
De entrada, tenemos que mencionar que este segundo concierto se distancia principalmente del primero por tener debidamente marcada dos partes del recital, como si en verdad estuviéramos en una obra de teatro. Con este punto de partida, no diría que fue mejor este concierto y que excluye la regla de que las segundas partes siempre son peores que las primeras. Simplemente es… diferente. En el buen sentido.
En este concierto en especial, se sintió que no era “metal con sinfonía” como en la primera versión, sino que ahora la misma filarmónica logro una conjugación y una increíble adaptación de sus instrumentos con las guitarras eléctricas de los integrantes de Metallica. O bueno, en la mayoría de las canciones.
El concierto iniciaba con el Ecstasy Of Gods, canción que da entrada siempre, o casi siempre, a los conciertos de Metallica. Después de esto, la canción que siguió fue The Call Of Ktulu, en donde la filarmónica lució a todo esplendor en la ejecución de este tema. Posteriormente entrarían con For Whom The Bell Tolls, canción que es casi casi un fetiche de la banda porque prácticamente gira que hacen, gira que tocan esta canción en todas sus presentaciones. Aquí pongo una tache en el vídeo de la ejecución de la canción en el Chase Center ya que todo el intro no enfocaron a Robert Trujillo tocar esos acordes legendarios creados por Cliff Burton. Y, por otro lado, ese “brofist” de James a los Xilofonistas sacó a mas de uno, una sonrisa.
Una de las sorpresas de la noche fue la interpretación de The Outlaw Torn, canción sacada en el disco de Load con tintes mas grunge que de Heavy Metal, pero que logra una compenetración entre instrumentos fantástica. Es como si esta canción haya nacido para ser tocada así.
Entre la transición que serían las 2 partes (o los 2 discos, si lo vemos de esta manera) es de que Lars felicita a toda la orquesta y da paso a que esta misma interprete 2 canciones fuera del repertorio de Metallica: “The Scythian Suite” y “The Iron Foundry”, ambas compuestas por compositores soviéticos. Y esta última, acompañado por los mismos integrantes de la banda que si bien, en esta ocasión no sacaron una canción inédita (como lo fue, por ejemplo, No Leaf Clover) cómo el concierto de hace 20 años, si que le añade una particularidad al recital. A partir de aquí, el grupo iniciaba su recta final con temas imponentes y que dejaron a todos muy satisfechos, sobre todo por la magistral muestra exhibida por la orquesta.
Un punto favorable del concierto fue el homenaje de Cliff Burton, bajista en los primeros 3 discos de Metallica que murió abruptamente en una gira de la banda mientras estaban en Europa. Con una introducción de James Hetfield, daba la presentación a Scott Pingel, bajista de la Sinfónica que, con un violonchelo en mano, daba sus respetos a Cliff tocando (Anesthesia) Pulling Teeth. Con distorsionador incluido a partir de la segunda parte de la canción, se le uniría Lars en la batería para acompañarlo posteriormente. Sin duda, una interpretación digna de este magno evento y que hasta saca escalofríos de solo escucharlo por el increíble parecido melódico de la canción con la original. Un espectáculo sonoro tan delicioso que deleitaba los oídos. Aquí abajo el único vídeo oficial hasta ahora con un fragmento de la canción, donde lo muestra Jason Momoa, quien recibió una copia del concierto unos días antes.
Continuado a esta canción, daba intro un violín con una nota sostenida para que Kirk entrara con un sitar eléctrico para interpretar los primeros acordes de lo que sería Wherever I May Roam que, a mi consideración, luce mejor y más potente que su primera interpretación en aquel S&M del ’99. Otra de las grandes canciones que este concierto ofreció y que la sinfonía hizo pleno uso de todo su poder musical.
En donde se vio un flanco frágil en la interpretación de las canciones fueron sin duda los temas de su último álbum Hardwire To Self Destruct, en donde la gente no respondió tan efervescentemente como en otras interpretaciones. Mismo caso con The Day That Never Comes, canción sacada de su disco Death Magnetic. Y hago énfasis en esta, sobre todo, ya que la canción es una de las mejores composiciones de Metallica desde el Black Album, pero este tema lo dejaremos para otra ocasión (u otro artículo).
Sin duda, un festín que se pasea prácticamente por toda la discografía de Metallica, desde el Kill ‘Em All hasta el Death Magnetic, pasando por discos incluso como St. Anger. Con himnos infaltables de los discos Master Of Puppets y Black Album, Metallica se despedía de un recinto que se entrego completamente a la energía que emanaban las guitarras eléctricas con el poder de la sinfonía acompañándolos y con un lleno absoluto en sus 2 presentaciones.
En definitiva, un concierto que cualquier fan de Metallica no puede dejar escapar, ya sea en su versión auditiva (CD o LP) hasta verlos a toda plenitud en su pantalla (DVD y Blu Ray). A pesar del mal tempo que daba Lars en la batería (un punto muy negativo en todo el concierto) y que la voz de James ya no escucha igual que 10 años atrás, hicieron todo su esfuerzo para sacar algo tan excelso y maravilloso que si bien, no aporta nada nuevo al género, si engrandece la figura mesiánica de los 4 jinetes que montan esta bestia multipremiada, multifacética, un arrasador de giras y de un legado que durará para siempre: Metallica.
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