Martin Scorsese nos entrega su última obra cuatro años después de “The Irishman”, y esta vez nos introduce en una historia basada en uno de los genocidios menos recordados y más indignantes de la historia.

En 1920, los miembros de la tribu de nativos americanos del condado de Osage, en Oklahoma, descubrieron petróleo en su territorio, convirtiéndose rápidamente en uno de los pueblos más ricos de Estados Unidos. Sin embargo, de manera casual, hombres blancos empezaron a seducir a mujeres nativas americanas para casarse con ellas, y además, se desencadenó una misteriosa serie de asesinatos que otorgó más poder a los hombres blancos.

 

Leonardo DiCaprio vuelve a colaborar con Martin Scorsese y nos regala una actuación sobresaliente, presentándonos un lado que rara vez vemos en él: un hombre manipulable y débil. Logra expresar su angustia e impotencia de manera magistral.

Por otro lado, Robert De Niro ofrece una interpretación brillante, incluso a sus 80 años. Su papel deslumbra por la hipocresía y maldad que encarna, lo que resalta su maestría actoral. Pero quien realmente destaca es Lily Gladstone, a pesar de tener pocos diálogos. Logra transmitir poderosas emociones a través de sus expresiones.

La película tiene una duración de 3 horas y 26 minutos, pero sorprendentemente no se siente como tanto tiempo, gracias a su buen ritmo y la continua intriga. La película resulta indignante al revelar cómo se socavaron los derechos de la tribu Osage.

Sin embargo, aunque “Killers of The Flower Moon” es una película sobresaliente, no introduce nada nuevo. Scorsese sigue una fórmula que ha funcionado en algunas de sus películas anteriores. Aunque esto no es necesariamente un punto negativo, es inusual ver a un director de su calibre sin asumir riesgos.

By: Ivan Arrioja

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