Hace unos años Roberto Benigni decidió hacer una versión del cuento clásico Pinocho, donde él era quien interpretaba a la famosa marioneta. La película fue espantosa. ¿Habrá aprendido algo de esto “Robertino”? Acompáñenme a descubrirlo.
Lo primero a considerar es que esta versión dirigida por Matteo Garrone está basada en el cuento original de Carlo Collodi “Las Aventuras de Pinocho”, por lo que no esperen musicales ni elementos que la gente tiene presentes por la versión de Disney. Aunque aclaro que la cinta es muy fiel al libro pero no en su totalidad.
La historia es la que todos conocemos a grandes rasgos: Un carpintero llamado Gepetto crea una marioneta que cobra vida y decide llamarle Pinocho. En sus aventuras, Pinocho se mete en muchos problemas y persigue la meta de volverse un niño real.
Al ser una película europea y estar apegada a la historia de 1883, la historia es más cruda, ya que como muchos de esa época, buscaban aleccionar (o asustar) a los niños, llegando a niveles en ocasiones extremos (como cuando Pinocho y los otros niños se vuelven burros). Ante una infinidad de colores brillantes que Hollywood acostumbra, el estilo de fotografía del cine europeo es refrescante al mostrar escenarios un poco menos resaltados pero muy hermosos. La campiña italiana es de lo más bella y esta cinta nos lo recuerda, sin importar que los escenarios elegidos son en su gran mayoría a campo abierto o zonas de pobreza.
La atmósefera de toda la historia es de realismo mágico, donde las personas conviven con animales antropomórficos y marionetas que tienen hilos pero están vivas sin la mayor sorpresa. Al hacer esto no se deben dar mayores explicaciones de por qué un muñeco de madera anda por todos lados y ahorra lineas de historia innecesarias.
La música es acorde al momento que se vive en la escena, sin embargo da la impresión que algunas piezas ya las has oido antes. No es una queja, solo una observación.
Lo mejor de esta cinta es sin duda el maquillaje. El trabajo en este rubro es espectacular y es muy dificil distinguir entre el trabajo artesanal y el CGI. Desde las marionetas con su textura que puedes casi palpar, hasta los animales como el Atún, La Caracola o los Doctores, están hechos de forma magistral. El único que me desconcierta es Pepe Grillo, que parece una mezcla de Gazú de Los Picapiedra, Yoda y Margarito Esparza, hasta habla igual.
Este maquillaje tambien resalta a los villanos como Stromboli, el Zorro y el Gato (un par genia), el burrero y hasta el profesor, dándoles toques grotescos distintivos. El conjunto de todos estos elementos hacen que te sientas por momentos en una obra de teatro más que en una película.
Respecto a las actuaciones, Roberto Benigni como Gepetto es una versión de Guido de La Vida es Bella, con toques un poco más picarezcos, se nota que su nombre está en el póster para jalar audiencia. Se le pasa un poco por alto porque el peso de la historia no recae sobre él, sino en Federico Ielapi, quien hace un Pinocho que al inicio detestas por ladino y desobediente y poco a poco se va ganando tu respeto al ver sus esfuerzos para mejorar y volverse “un niño de verdad” (analogía de un ser humano digno).
Marine Vacht como el Hada Azul se muestra estoica, tranquila, dandole a sus apariciones el elemento de calma a la historia después de escenas tan vertiginosas. En su forma de niña, actuada por Alida Baldari Calabria, es más alegre, juguetona, pero no deja de ser la voz de la razón para Pinocho (porque Pepe Grillo es olímpicamente ignorado).
Yo en lo personal destaco a Massimo Ceccherini y a Rocco Papaleo como el Zorro y el Gato. Unos seres codiciosos que no reparan en hacer lo que sea para lograr sus ambiciones (y vaya que llegan lejos). A pesar de eso, todas sus apariciones son apreciadas ya que no dejan de ser un duo cómico con una dinámica muy natural. Estos actores no necesitaban mucho maquillaje ya que están tan bien seleccionados que parecen los animales que interpretan.
Regresando al estilo de la cinta, despues de la introducción de personajes llega a ser monótona para los niños en el medio, retomando su fuerza al final. Junto a la crudeza de la historia original, la vuelve más disfrutable para adolescentes y adultos.
En conclusión, esta intepretación de Pinocho es de una gran manufactura, es refrescante como experiencia en cine y definitavemente es una gran opción para volver a los cines. No duden en verla, aunque traten de buscarla en su idioma original.
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