Una parada en un bar que hice hace unos cuantos días me llevó a escuchar una crítica, con la música como tema de fondo, en la televisión salían varios grupos musicales. El tipo que hablaba, bastante alto por cierto, decía que dejaran de cantar y se pusieran a trabajar. Así, en crudo, como si para mucha gente cantar no fuera su profesión, como si no fuera un trabajo, como si la industria discográfica fuera una alucinación mía. Lo mismo diría sobre los que escriben, pintan, dibujan, y programan, entre otras muchas ocupaciones.
Una vez más alguien decide que una profesión a la que es ajeno por completo, no es un verdadero trabajo. Se podría atribuir al desconocimiento de la existencia de tales ocupaciones si no fuera porque las profesiones creativas hace muchos años que existen, así que lo que a algunos nos da por pensar es que hay resquemor y rabia hacia las personas que eligen vivir de esos trabajos, quizá creyendo que en esas profesiones todo es jauja y viven como reyes, cuando la verdad es que es un trabajo continuo, intenso, y a veces muy duro, por no decir que no siempre es bien mirado ni valorado como en éste caso.
Las ideas son el material con el que la realidad se construye, no hay nada como las ideas, excepto las ideas vivas, en movimiento, convertidas en acción, y eso es lo que profesionales de publicidad, arquitectura, literatura, videojuegos, cine, música, periódicos/revistas, artes escénicas, radio, televisión y artes visuales lográis, dar vida a las ideas. Som quienes vertebran el espíritu de las ciudades, aquello que es en apariencia inmaterial, pero que es fundamental en nuestras vidas.
Una vez más, habrá que dejar claro que los creadores no son productos de consumo desechables y olvidables, sino productores de bienes sociales de gran valor y sin caducidad. Mucha gente tiene una imagen general muy distorsionada de las personas creativas, creen que se pasan el día tirados en un sofá, sin autodisciplina alguna. Gran error de percepción que la misma historia contradice si tenemos en cuenta el nacimiento y expansión de los estudios de Hollywood, las empresas de Sillicon Valley, las grandes editoras de comic como lo fue aquí Bruguera en el pasado, o en la actualidad Marvel y DC, o la agencia de publicidad BBDO con sucursales en todo el mundo. La capacidad de trabajo y concentración, así como la autodisciplina, y la voluntad de alcanzar y rebasar objetivos de los profesionales creativos no tiene parangón, superando a los de otros sectores, con unos ingresos anuales de 2,5 billones de dólares y casi 30 millones de empleos, más o menos el 1% de la población activa mundial.
Los profesionales creativos tienen la gran cualidad de crear riqueza con cada cosa que producen, pero además de las lógicas recompensas monetarias, ya que es su medio de vida, deben ser reconocidos como elementos conectores de gran impacto en la sociedad, y no sólo eso. Es un colectivo de colectivos que supone un soplo de oxígeno que pueden y deben aprovechar otros sectores, desde la hostelería y el pequeño comercio, hasta la gran industria.
En este entorno a ratos un poquito deprimido, es necesario sacar nuevas fuerzas para crear futuro. En tiempos de crisis tales como esta, es momento de tomar riesgos e intentar nuevas propuestas con la ayuda de la innovación y la creatividad, que son motores de evolución social, que no sólo pueden redundar para mejorar la situación del arte y la cultura locales, también pueden mejorar el lugar en el que vivimos.
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